Catedral de Chartres

Imagen del reino de Dios

«La acrópolis de Francia, un palacio de la tranquilidad.» Así definió Rodin este templo, cuya nave central mide 134 metros de largo, 13,85 de ancho y 35,5 de alto. Con sus dos esbeltas torres, llamadas Clocher Vieux (106 metros, terminada en 1170) y Clocher Neuf (115 metros, 1507-1513), la construcción se eleva muy por encima de los edificios de la ciudad. En la Edad Media, la catedral de Chartres estaba revestida de vivos colores, con acabados dorados en muchos de sus elementos. La vida cotidiana en las calles de esta localidad, situada junto al pequeño río Eure, quedaba eclipsada por esta esplendorosa imagen del reino de Dios. Los fieles que penetraban en la catedral se encontraban frente a un espacio de tres naves, un recinto de una altura inusual hasta la fecha en la arquitectura sacra, inundado por la luz filtrada a través de sus vidrieras de colores. La imagen de ingravidez alcanza a la cúpula, que descansa sobre columnas aparentemente frágiles.

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