Iglesias de Chiloé

Sus excepcionales valores universales

En el archipiélago de Chiloé, a lo largo de las costas chilenas, se construyeron alrededor de setenta iglesias siguiendo el modelo de la “misión circular” introducido por los jesuitas en el siglo XVII y mantenido por los franciscanos en los siglos XVIII y XIX. De ellas, las representaciones más excepcionales de esta forma única de arquitectura religiosa en madera (la conocida como Escuela de Arquitectura Chilota) son las iglesias de Achao, de Quinchao, de Castro, de Rilán, de Nercón, de Aldachildo, de Ichuac, de Detif, de Vilupulli, de Chonchi, de Tenaún, de Colo, de San Juan de Dalcahue, de Chellín y de Caguach. Estas dieciséis iglesias constituyen un sobresaliente ejemplo de la exitosa fusión entre las tradiciones culturales europea e indígena. El talento de los constructores de las diversas poblaciones de Chiloé queda aquí bien expresado en estas iglesias de madera, en las que agricultores, pescadores y marineros demostraron su experiencia en el uso del material más propio y abundante de su región: la madera. De forma paralela, la cultura mestiza, fruto de las actividades misioneras de los jesuitas, ha sobrevivido hasta nuestros días.

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