Palacio y parque de Versalles

Rigidez de protocolo

En la segunda mitad del siglo XVII, casi cuatro mil personas vivían en el complejo de palacio. Muchos eran nobles, cuyos antepasados gobernaron sus territorios con autoridad. Mediante ingeniosas estrategias, el Rey Sol subordinó a la nobleza y la convirtió en un séquito de cortesanos dependientes de sus favores. Les bastaba con poder disfrutar en Versalles de la oportunidad de complacer al soberano en los más banales detalles o menesteres. El ceremorial era estricto y ampuloso. Los lacayos solían aguardar en el salón del Ojo de Buey, que debe su nombre a la presencia de una característica ventana circular. Desde esta antesala, los cortesanos accedían, siguiendo un orden rígidamente preestablecido, a los aposentos reales. El almuerzo, al igual que el resto de las actividades cotidianas, estaba regulado también por un complejo ritual.

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