Julio César llamó a aquella aldea insular, de origen celta, Lutecia Parisiorum, y sus habitantes, los parisii, que adoraban a sus dioses donde hoy se levanta Nôtre-Dame, dieron nombre a lo que después sería París. De la antigua Lutecia, que desde el año 52 a. de C. se desarrolló sobre todo a la izquierda del Sena, al sur de la Cité, quedan escasos restos. Son, ante todo, Las Arenas de Lutecia, con un aforo para más de 15.000 personas, las que nos recuerdan la época romana. Aunque París cayó en manos de los francos en el año 486 a. de C. –más tarde que otras regiones galas-, los parisinos emplearon un dialecto latino que más tarde evolucionaría hasta formar el francés culto.
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