Sitio arqueológico de Mistra

Historia de los éxitos del Bizancio tardío

Al amparo de esta inexpugnable fortaleza se fue desarrollando un poblado. En el año 1289 se convirtió en residencia del gobernador militar bizantino, y en 1349 fue atribuida a un déspota, en su acepción no peyorativa de príncipe soberano. Bajo el gobierno de Manuel Katakuzenos, hijo del emperador, y en la época de la dinastía de los Paleólogos, Mistra se fue progresando hasta llegar a ser uno de los centros más poderosos del Imperio bizantino. En consecuencia, el cargo de déspota de Mistra se convirtió en uno de los puestos políticos más codiciados e influyentes, por lo que normalmente era ocupado por los más estrechos colaboradores del emperador. Gracias a su importancia político-militar, la ciudad vivió un auge extraordinario entre los siglos XIV y XV. Las vastas tierras de que disponía, así como las relaciones comerciales establecidas con la inconquistable ciudad portuaria de Monemvasia, reportaron a Mistra una gran prosperidad que permitió a sus gobernantes atraer a la ciudad a los más renombrados arquitectos y artistas. De este modo, a la sombra de la fortaleza se construyeron un gran palacio, magníficas iglesias, diversos edificios funcionales y numerosas viviendas lujosamente equipadas y decoradas. De forma paralela, Mistra fue adquiriendo un protagonismo capaz de competir culturalmente con Constantinopla. Este florecimiento surgió en un período en que la caída del imperio era ya irreversible, por lo cual Mistra representó la última manifestación de esplendor derivada mundo bizantino.

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